“Si quiere salvar conocimientos y hacer que viajen a través del tiempo, confíaselos a los niños” Anciano iniciado Bambara
Sin emoción:
- no hay curiosidad,
- no hay atención,
- no hay aprendizaje y
- no hay memoria.
Tenía muchas ganas de comenzar este tema, es sin duda el inicio de cualquier acción de enseñanza-aprendizaje. En mi humilde opinión, es la llave al verdadero cambio educativo.Se aprende lo que es significativo y para eso es necesario contar con docentes que realicen su tarea con vocación en una labor individualizada de enseñanza-aprendizaje, teniendo en cuenta las ideas previas, los intereses y despertando la curiosidad de sus alumnos en la investigación, para lograr la adaptación y acomodación de las estructuras mentales de cada uno de ellos evitando “caer en saco roto”.
El investigador en neurociencia Francisco Mora asegura que el elemento esencial en el proceso de aprendizaje es la emoción porque sólo se puede aprender aquello que se ama, aquello que le dice algo nuevo a la persona y significativo.
La neuroeducación aprovecha los conocimientos sobre cómo funciona el cerebro integrado con la psicología, la sociología y la medicina, en un intento de mejorar y potenciar tanto los procesos de aprendizaje y memoria de los estudiantes, como los de enseñanza por parte de los profesores.
Alcanza pues a todo el arco de la enseñanza, desde los niños de los primeros años a los estudiantes universitarios, o en la enseñanza de formación profesional o de empresa.
Comencemos por algunas preguntas:
¿Por qué los niños están siempre preguntando? ¿Por qué el ambiente familiar de estudio es tan determinante en las capacidades de aprender de los niños? ¿Se puede memorizar mejor durmiendo mejor? ¿Qué hace que se aprenda y memorice mejor si uno se equivoca más? ¿Por qué es más interesante una pregunta brillante que una contestación brillante? ¿Por qué hoy la letra con sangre ya no entra? ¿Es lo mismo enseñar arte o matemáticas, medicina o derecho, fontanería o filosofía? ¿Cómo enseñar que hay dos formas cerebrales de aprender matemáticas? ¿Podrán los nuevos ordenadores de alto procesamiento (relación y reconocimiento personal del estudiante) sustituir a la relación maestro-alumno? ¿Demasiadas horas de colegio, deberes y extra escolares?
Parece difícil despertar el entusiasmo en las aulas.¿Cómo ayudarles a aprender?
Lo que enciende el aprendizaje es la emoción, y en ella la curiosidad y luego, la atención. Pero la atención no se puede motivar simplemente demandándole, ni la curiosidad tampoco. Hay que despertarlas desde dentro del que aprende.
Algunas aclaraciones para continuar…
La curiosidad no es un fenómeno cerebral singular, sino que hay circuitos neuronales diferentes para curiosidades diferentes, y que no es lo mismo la curiosidad perceptual diversificada, aquella que despierta de modo común en todo el mundo cuando se ve algo extraño y nuevo, que aquella otra conocida como curiosidad epistémica, que es la que conduce a la búsqueda específica del conocimiento.
Y lo mismo podemos decir sobre la atención, cuyo sustrato cerebral nos lleva hoy a reconocer la existencia de muchas atenciones cerebrales. Atenciones que van desde la atención básica, tónica, que es la que todos tenemos cuando estamos despiertos, a aquellas otras de alerta, de foco preciso (ante un peligro), orientativa (buscar una cara entre cientos), ejecutiva (la del estudio), virtual (procesos creativos) o digital (utilizada en Internet).
El tiempo atencional que precisa el niño no es el mismo que el requerido por el adulto. Precisamente, conocer los tiempos cerebrales que se necesitan para mantener la atención a cada edad o periodo de la vida puede ayudar a ajustar tiempos de atención reales durante el aprendizaje en clase de una manera eficiente.
El aprendizaje consiste en momentos seriados de asociaciones, fenómenos o conceptos que se repiten en ese juego mental de aciertos y errores, memorizar requiere también de repetición constante de lo ya aprendido.
Hay otros factores como la extracción social de la familia y la propia cultura como determinantes del aprendizaje.
Conocer la influencia de los ritmos circasianos, el sueño y su poderosa influencia en el estudio. 
También hay que tener en cuenta el lugar físicos de enseñanza: como la arquitectura del colegio, el ruido, la luz, la temperatura, los colores de las paredes o la orientación del aula.
La curiosidad es la única llave que abre la atención, que es la puerta del conocimiento. No puedes decirle a un niño: “¡Presta atención!
Enseñar significa emocionar, evocar su atención desde dentro, y es posible instrumentar cómo empezar una clase: hay que ser provocador, hay que inyectar curiosidad en relación con la edad, la hora del día, el estado del organismo.
No importa mucho si tenemos ordenadores o no en las aulas, ganaríamos más con grandes ventanales, más ejercicio físico y, por encima de todo, con buenos maestros que sepan cómo aprende el cerebro humano y tengan ese entusiasmo contagioso acerca de lo que explican. Y también con una sociedad que valore el conocimiento por encima del dinero.
La alegría como base de aprendizaje en todos los niveles educativos es fundamental: ayudará a captar la atención y despertar la curiosidad.
Fundamental en todas las etapas de la vida 
Mientras se es niño hay que jugar, conocer el mundo de primera mano, ver la hoja en el árbol, trabajar lo sensorial, lo que te entra por los órganos de los sentidos. Si solo está en el aula entre cuatro paredes, sin disfrutar de los espacios libres, los estamos ahogando. Pues cada vez se les ahoga antes.
A partir de los nueve años empieza el pensamiento abstracto, jugar con ideas entendiendo que somos seres fundamentalmente emocionales: no hay nada de lo que yo piense, razone o decida que no tenga una base emocional. No hay razón sin emoción. Los niños hasta los ocho años deberían estar jugando, porque el juego es el disfraz del aprendizaje. El ejercicio físico es el responsable de la creación de nuevas neuronas, y es fundamental practicarlo de niño para ser un adulto sano
En la adolescencia andan distraídos.
El cerebro de un púber no sólo no ha madurado en las áreas que tienen que ver con la creación de valores y normas, sino que se le están muriendo células a montones porque se está reajustando a lo adulto. Hay cosas que un maestro debe saber, porque si las conoce, podrá ser flexible y sabrá cómo sacar partido a esos cerebros. La adolescencia es la edad del altruismo si lo sabes encauzar, del heroísmo: todos los héroes han sido adolescentes. Captar eso y encauzarlo es alimentar esos cerebros. La adolescencia es una edad muy moldeable.
La mejor forma de estimular es dando ejemplo
La neuroeducación es un campo de la neurociencia nuevo, abierto, lleno de enormes posibilidades que eventualmente debe proporcionar herramientas útiles que ayuden a aprender y enseñar mejor, y alcanzar un conocimiento mejor en un mundo cada vez de más calado abstracto y simbólico y mayor complejidad social.
El maestro es el alma de lo que puede ser un pueblo y hay que infundirle lo que es una realidad hoy: que es un mago con varita mágica para transformar el cerebro de los niños. A Magisterio no puede ni debe entrar todo el mundo, hay que afinar quién tiene capacidad para enseñar. Todo empieza por el maestro
A continuación me gustaría compartir un corto infantil con grandes valores y espero que despierte vuestra curiosidad y atención porque “Sólo se puede aprender aquello que se ama”
cruzdelsurblog 